lunes, 21 de abril de 2014

Cocaína

La cocaína es una droga estimulante y poderosamente adictiva. Las personas que la han probado describen la experiencia como una euforia potente que les da una sensación de supremacía. Sin embargo, una vez que la persona comienza a usar cocaína, no se puede predecir ni controlar hasta que punto continuara usando la droga.

No importa la forma ni la frecuencia de consumo, el usuario de cocaína se expone a tener una emergencia cardiovascular o cerebrovascular aguda, como un ataque al corazón o el cerebro (este ultimo también conocido como apoplejía, embolia, derrame cerebral o trombosis), que pueden resultar en la muerte súbita. Las muertes relacionadas con la cocaína a menudo son el resultado de un paro cardíaco o una convulsión seguida de un paro respiratorio.

Los síntomas de una intoxicación cocaína son: excitabilidad, escalofríos, respiración irregular, alucinaciones, delirios de persecución, y en caso fatal, convulsiones, trastornos circulatorios y paro cardíaco.

Las consecuencias: depresión, aislamiento social, deseo de usar, temblores, dolores musculares, perdida del sentido del olfato, sangrados nasales, problemas para tragar, ronquera y secreción nasal, disturbios en el apetito, cambios en el electroencefalograma, cambios en los patrones de sueño, son definitivamente muestras de algo mas que una simple dependencia psicológica.

En episodios de uso sostenido y repetido de cocaína, en dosis cada vez mas altas, pueden llevar a una estado creciente de irritabilidad, desasosiego y paranoia. Esto puede resultar en un periodo de psicosis paranoica total en la que el usuario pierde el sentido de la realidad y padece de alucinaciones auditivas y visuales.

La dependencia a la cocaína es considerada como una enfermedad primaria, crónica, progresiva, y frecuentemente mortal si no se detiene. Existe tratamiento disponible actualmente  y se basa en la abstinencia total, terapias de grupo.

Existe una solución, lo indispensable, es pedir ayuda.



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